Cemento, ladrillo, madera, chapa... las casas son muchas y de muchas maneras están construidas, pero, ¿Qué ocurre cuando un grupo de artistas decide plasmar las sensaciones que le ofrece su puntura sobre las superficies de estas? Los amalianos, presentamos el blog donde describimos nuestro trabajo y anécdotas.

martes

Una estrella fugaz, de esas que hablan las lenguas, cumplen anhelos, de esas dicen las voces, tienen magia, una estrella, pasó corriendo, sin demora, sin pausa, un instante, el suficiente tiempo, para cumplir nuestro deseo de ver sonrisas dibujadas una vez más, este día de verano.

Un sencillo pueblo confió en seis proyectos de artista y una ya reconocida que los dirigía en todo momento, para embellecer las fachadas de sus casa, convencidos y motivados por un particular alcalde, al que acompañan amables y agradables concejales, que esperamos, quieran todos otro año tenernos entre las calles de sus gentes.

Con unas fechas establecidas en el calendario, caseros y familia, desde hijos hasta primas, planearon cobijo para el descanso y alimento para el estómago de gentes extranjeras, podríamos subrayar entre alabanzas introvertidas la hospitalidad que todavía nos rodea. Las gentes del pueblo, que se ha de decir sobre ellas... no existen adjetivos suficientes para describir las buenas anécdotas que hemos tenido en su compañía, empezamos siendo extraños, hoy, esperamos que una parte de nosotros, de alguna forma similar a nuestras manchas de color en vuestras casas, haya quedado en la memoria.

Cuál es el límite que se tiene para echar en falta un pueblo que desconocíamos, que nos ha fascinado cada día y sorprendido al igual que ellos cuando vieron al fin, nuestras primeras pinceladas en las paredes de sus hogares. Que ahora, tras semanas de convivencia, quedará certificado en nuestros curriculums como trabajo y grabado en los recuerdos de nuestra cabeza como experiencia.

La idea de un proyecto, consecuencia de conversaciones que compartieron entre la tradicional cerveza dos amigos amantes del arte, que por causalidad y no casualidad, de esta tragicomedia que es la vida, nos arrastraron a mis compañeros y a mí, hasta lo alto de las montañas, pasando Mérida, más allá de Cáceres, en terreno propiedad del valle del Jerte, entre calles encantadas al caer media noche, bajo un cielo de estrellas definidas y visibles, que nos enamoraron como poetas románticos del siglo XIX.

Ahora, dentro de este teatro en el que todos somos personajes de un relato, querríamos con vuestro permiso dar un papel protagonista, sin antes olvidar, hablar sobre su mano derecha, una persona que siguiendo el patrón de esta redacción, omitiremos el nombre, porque es banal para conseguir mientras escucha que esboce una amplia sonrisa. Se ha vuelto experto en cerezas de cada cosecha, no os extrañe os acompañe a la recolecta en un futuro, pero cuidado, pueden vuestro cajones si os descuidáis volver más vacíos que llenos. Broma fuera de contexto, agradeceríamos el próximo viaje regreses con nosotros para atrapar de nuevo la danza de nuestras pinceladas, con algún porrazo de por medio, guardando un agradable recuerdo.

Docentes que enseñan y olvidan caras, docentes con los que aprendes y guardas las distancias, docentes que te ignoran durante su docencia, que más tarde no saben quien eres o lo saben sin decirlo y lo descubres el último día, si, hay muchos y vendrán más, pues largos años nos quedan todavía de carrera, de todos recuerdos guardamos, algunos mejores que otros, pero se ha de destacar, esa pequeña persona que está sentada acompañándoos en la mesa, hoy, sin mono blanco de trabajo, curiosa y arreglada, ahora mostrando la mejor sonrisa frente la poesía barata de este texto.

Hablo en nombre de todos mis compañeros, cuando destaco entre la multitud del profesorado a esta Doctorada en pintura, que además de conseguir que nuestros ojos vean miles de colores en cuerpos desnudos, ha dado una amplia visión del espacio confiando en que nuestra inexpertas manos pudieran lograr un trabajo tan extraordinario, tus niños, aunque poco te lo digan y algunos en silencio intercambiando miradas, te pintan en el espacio un ámbito, escribiendo en tonos azulados que tanto te gustan, que no serás, para nosotros, una más, de tantas profesoras en la universidad de Sevilla.

El tiempo, se nos escapa de los relojes, mientas las palabras ejercen su magia. Las conversaciones con esas personas que mientras leo se sienten ahora protagonistas, que dejaron a un lado cifras de edad en bolsos y bolsillos, que sin prejuicios nos ofrecieron confianza para hablar carentes de tapujos sobre cualquier tema, para enriquecer de manera recíproca haciendo brotar estruendosas carcajadas entre cafés, magdalenas y tostadas, cervezas con pinchos y cenas magníficas, estos momentos sepáis, están guardados a buen recaudo por alguna parte de los hemisferios del cerebro.

Finalizando ya, alivio para muchos seguro, quisiera hablar en primera persona, quitarme el sombrero y dirigirme de esta manera que fácil me es a mis cinco compañeros. Somos diferentes, distintos, cada uno lleva una sensata locura que confieso, adoro sin directo decíroslo, compañeros de clase, aquí compañeros de grandes pinceladas, realmente, admito, no os conocía y nunca pensé que leería en voz alta pensamientos silencioso, con todo el valor que puedo y la valentía que ahora poseo, reconozco, que echaré de menos nuestras aventuras tan a diario como en estas semanas.

Las palabras que recité, espero hayan volcado vuestro estómago sin malas nauseas, liberando mariposas que paseando por aortas lleguen al pecho, que volando por el sistema nervioso os hayan levantado hasta el más escondido de los vellos, esperando dentro de un año, poder estar a su altura, incluso superarlas, para, al igual que a nosotros, os quede un buen sabor de boca y oídos, al escuchar nuestras voces una vez más, por los callejones bajo el sol de la mañana y las estrellas de la noche maravillosas.

Con todo el afecto y cariño, de nuevo en este ultimo párrafo, sin más que decir, cerrando mi boca antes de que alguien lance una piedra o un nabo en busca del silencio por un texto tan largo, gracias.


Aida Hernández Blasco
Grupo Amalianos

Piornal, Julio 2012



No hay comentarios:

Publicar un comentario